19 de agosto de 2014

¿La grandeza, cuanto cuesta?

Museo de Cera Madame Tassauds, Ny. 2010. 
Hoy, quizás, un deseo muy frecuente en las cabezas de aquellos que no la poseen es la fama. Y es que, desde la perspectiva general, esta suele arrojar sólo trazas dulces de un trabajo que puede, para muchos, no parecer tal. 

Pero, acaso se preguntará ¿qué precio tiene la fama? aquel que quiere ser famoso, ¿que le costaría ese proceso?, ¿habra analizado aquel desconocido la desgraciada vida de muchos que no solo son famosos, si no que son verdaderas súper estrellas?, bueno, quizás si. Hoy la conectividad del mundo hace que las noticias corran a grandes velocidades y que la gente se entere de los desafortunados hechos que ocurren a celebridades y esto provoca mas morbo y flashes, que compasión y aflicción. La grandeza, que va mas allá del éxito o la fama, tiene un costo muy elevado en infinidad de sentidos, que desde lejos muchos dicen poder pagar, pero como dicen por ahí, no es lo mismo llamar al diablo…

Mi corazón saltó cuando escuché por radio la noticia de la muerte de Robin Williams y como a muchos me tomo mas por sorpresa la condición de aquella muerte. Desde entonces he estado muy triste, no por el, aunque admire y admiro su carrera y legado; mi tristeza tiene una razón mas humana y general: estoy triste por todos nosotros, humanos insatisfechos e incomprensibles.

¿Que tristeza tan grande tuvo que empujar a suicidarse al protagonista de una película llamada “What Dreams May Come”?, en la que la trama principal es el suicidio de una esposa que va al infierno por este hecho. ¿Que precariedad espiritual tuvo que hacerle preferir morir ahorcado por un cinturón en vez de irse a caminar a uno de esos hermosos parques de California y hablar con la brisa?. ¿Por que no pensó en la tristeza que nos causaría a nosotros su desgarradora realidad, a quienes sus fantasías nos enamoraron?. ¿Que calvario tan grande era su realidad que prefirió arriesgarse a caer en el infierno de una de sus películas?. Quizás la propia inconformidad humana que aquí critico y que jamás entenderé fue la que lo empujo a el al suicidio y a mi a cuestionar sus actos.

No le conocí, pero su muerte me duele. Me duele por que es el resultado de la inexplicable razón humana, del libre albedrio que nos hace malditos para nosotros y para otros y por que en muchas veces, viendo sus películas, quise ser el. Soy actor y su energía y verdad me impactaban y así quería ser, así quería actuar, como el tipo que hoy yace inerte con marcas en su cuello y muñecas. Hoy me doy cuenta que estaba inconforme conmigo mismo y mis capacidades en cierta forma. Eso me asusta.

Hoy el mundo le llora, y yo lloro por el mundo. Por un mundo que se bombardea a si mismo, por un mundo que tiene padres que abandonan a sus hijos e hijos que abandonan a sus padres. Esposas y esposos que traicionan y gente que para vivir, debe matar. Por gente que hace reír con un alma que llora a cantaros, como era su caso. Por un mundo que no ha terminado de vivir este y ya anda buscando otro, quizás por su constante pesimismo de que ya pronto terminaremos de destruirlo. Por la urgencia que se nos impone, por la hipocresía de la sociedad, por los “cánones”.

No es justo que quien lo tenga todo, en realidad no tenga nada. No es justo que un mundo tan perfecto como este sea catalogado de injusto por la negritud del alma humana, insaciable y mordaz.

Mas que criticarle, a el o a cualquiera que tome esta decisión, me pondré en sus zapatos; intentare, dentro de mi humanidad, respirar y llenarme de amor, compartirlo con mi alrededor, y evitar, quizás sin darme cuenta, el suicidio de alguien mas, o el mío propio.

Ocuparme mas en cultivar las cosas simples de la vida, que son las que de verdad nos llevaremos a donde vayamos, por ser livianas. Las cosas pesadas, que se la queden los complicados, esos que se les hada dificil flotar en el éter y que inexorablemente, se hundirán alejandose de las nubes. 

Vaya una lagrima por ti, querido Robin, que quizás seas otra victima mas de las perfectas fallas de este mundo, que has decidido, por cuenta propia, abandonar.

Nota: He escrito este articulo al dia después de la muerte de Robin Williams como un desahogo muy personal por el inexplicable sentimiento que me causo este hecho. Lo he publicado recién hoy, por que quería complementarlo con la foto que había traspapelado y que he puesto mas arriba, hecha en el museo de cera Madame Tassauds en Nueva York, en el año 2010, quizás lo mas cerca que jamás estuve de el.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que el amor sea la meta diaria en tu camino por esta vida prestada.. A este mundo es exactamente lo que le falta.