27 de octubre de 2014

Aprendiendo a vivir

El título de este post me llega en un momento, que como en casi todos los momentos, me pregunto a que carajos viene un humano a la tierra.

Mucha gente pensara que el destino de nosotros esta escrito o que lo trillamos nosotros con nuestras decisiones y comportamientos, o que la forma en la que tratamos a los demás es la que determina nuestra bienaventuranza en la vida por aquello del karma o que eso está regulado por cánones bíblicos escritos sobre piedra. Lo que sea que usted piense, esta bien, es suyo y no es el tema que quiero tocar. 

Aprender a vivir, como todo proceso de aprendizaje, nunca termina sino el día que morimos. Pero, ¿cómo aprender a hacer algo que a simple vista nos sale automático? Pues es que vivir, creo, es mas que el simple y necesario proceso de respirar o comer. 

Vivir es asociarte y alimentar tu espíritu con pasión. Comprender, entender y aceptar que no todos tus deseos se harán realidad y que hay que lidiar con gente mejor y peor que tu. Esto, más que vivir, es vivir bien. Es ser una persona completamente capaz de generarte y generar bienestar, paz y felicidad. Es entender que cuando alguien te habla mal o no te deja pasar en la calle, quizás realmente se hable mal y no se deje pasar a si mismo por sus situaciones antes de ti y que jamás entenderás por qué no las conoces, pero que seguro las tiene, simplemente por que las tienes tu también.

Aprender a vivir es el proceso donde sacas de tu  vida penas, vergüenzas y orgullos y llenas esos espacios con valor, confianza y amor. Cuando entiendes tu poder para cambiar mezquindad por solidaridad y de cómo puedes impactar la vida de una persona cuando en el momento más difícil eres capaz de sacar una sonrisa. 

Aprender a vivir, quizás sea, ese constante aplanar el camino para un final feliz. 

Cambio y Fuera. 

27 de septiembre de 2014

"Ahi esta el detalle"

Poster de la Pelicula, Gael y yo, como Cantinflas. 

Que hagan una película de alguien que toda su vida hizo películas es una redundancia poética tan hermosa que me ha hecho llorar. He visto la película "Cantinflas", y he quedado profundamente impactado y muy inspirado, no solo por la calidad de la realización cinematográfica, si no mas bien por la profunda historia que envuelve al personaje y la increíble caracterización de Oscar Jaenada


El desarrollo de una vida simple que llega, si se quiere, a opacar estrellas de la altura de Marlon Brando, no es mas que una lección latinoamericana. Esta historia, aunque publica y de amplio conocimiento, toco mis profundidades y me hizo volver a entender que no importan las circunstancias en las que una persona nazca o viva, puede llegar a tocar el cielo con el único impulso de la pasión. 

Desde siempre he encontrado inspiración en cantinflas, como todos lo he imitado y he visto sus películas, pero esta nueva experiencia en su historia personal quizás me haya dado otra perspectiva de que no solo el talento es suficiente para un artista, si no su carácter a la hora de enfrentar los obstáculos, tangibles y no tangibles, la vision de donde aplicar sus energías, y el amor para ejecutarlas. 

Mención especial para los momentos en los que Chaplin aporta pinceladas de genialidad a la historia y aquella estupenda escena dramática de Cantinflas, donde recibe, quizás, la peor noticia de su vida, con el maestro Bunbury cantando “Vete de Mi” a piano y de fondo.  

Como buena película tiene mas que un final feliz, uno de gloria y nos deja a Cantinflas como lo que es, un inmortal.

RECOMENDADA. 

Cambio y Fuera.  

19 de agosto de 2014

¿La grandeza, cuanto cuesta?

Museo de Cera Madame Tassauds, Ny. 2010. 
Hoy, quizás, un deseo muy frecuente en las cabezas de aquellos que no la poseen es la fama. Y es que, desde la perspectiva general, esta suele arrojar sólo trazas dulces de un trabajo que puede, para muchos, no parecer tal. 

Pero, acaso se preguntará ¿qué precio tiene la fama? aquel que quiere ser famoso, ¿que le costaría ese proceso?, ¿habra analizado aquel desconocido la desgraciada vida de muchos que no solo son famosos, si no que son verdaderas súper estrellas?, bueno, quizás si. Hoy la conectividad del mundo hace que las noticias corran a grandes velocidades y que la gente se entere de los desafortunados hechos que ocurren a celebridades y esto provoca mas morbo y flashes, que compasión y aflicción. La grandeza, que va mas allá del éxito o la fama, tiene un costo muy elevado en infinidad de sentidos, que desde lejos muchos dicen poder pagar, pero como dicen por ahí, no es lo mismo llamar al diablo…

Mi corazón saltó cuando escuché por radio la noticia de la muerte de Robin Williams y como a muchos me tomo mas por sorpresa la condición de aquella muerte. Desde entonces he estado muy triste, no por el, aunque admire y admiro su carrera y legado; mi tristeza tiene una razón mas humana y general: estoy triste por todos nosotros, humanos insatisfechos e incomprensibles.

¿Que tristeza tan grande tuvo que empujar a suicidarse al protagonista de una película llamada “What Dreams May Come”?, en la que la trama principal es el suicidio de una esposa que va al infierno por este hecho. ¿Que precariedad espiritual tuvo que hacerle preferir morir ahorcado por un cinturón en vez de irse a caminar a uno de esos hermosos parques de California y hablar con la brisa?. ¿Por que no pensó en la tristeza que nos causaría a nosotros su desgarradora realidad, a quienes sus fantasías nos enamoraron?. ¿Que calvario tan grande era su realidad que prefirió arriesgarse a caer en el infierno de una de sus películas?. Quizás la propia inconformidad humana que aquí critico y que jamás entenderé fue la que lo empujo a el al suicidio y a mi a cuestionar sus actos.

No le conocí, pero su muerte me duele. Me duele por que es el resultado de la inexplicable razón humana, del libre albedrio que nos hace malditos para nosotros y para otros y por que en muchas veces, viendo sus películas, quise ser el. Soy actor y su energía y verdad me impactaban y así quería ser, así quería actuar, como el tipo que hoy yace inerte con marcas en su cuello y muñecas. Hoy me doy cuenta que estaba inconforme conmigo mismo y mis capacidades en cierta forma. Eso me asusta.

Hoy el mundo le llora, y yo lloro por el mundo. Por un mundo que se bombardea a si mismo, por un mundo que tiene padres que abandonan a sus hijos e hijos que abandonan a sus padres. Esposas y esposos que traicionan y gente que para vivir, debe matar. Por gente que hace reír con un alma que llora a cantaros, como era su caso. Por un mundo que no ha terminado de vivir este y ya anda buscando otro, quizás por su constante pesimismo de que ya pronto terminaremos de destruirlo. Por la urgencia que se nos impone, por la hipocresía de la sociedad, por los “cánones”.

No es justo que quien lo tenga todo, en realidad no tenga nada. No es justo que un mundo tan perfecto como este sea catalogado de injusto por la negritud del alma humana, insaciable y mordaz.

Mas que criticarle, a el o a cualquiera que tome esta decisión, me pondré en sus zapatos; intentare, dentro de mi humanidad, respirar y llenarme de amor, compartirlo con mi alrededor, y evitar, quizás sin darme cuenta, el suicidio de alguien mas, o el mío propio.

Ocuparme mas en cultivar las cosas simples de la vida, que son las que de verdad nos llevaremos a donde vayamos, por ser livianas. Las cosas pesadas, que se la queden los complicados, esos que se les hada dificil flotar en el éter y que inexorablemente, se hundirán alejandose de las nubes. 

Vaya una lagrima por ti, querido Robin, que quizás seas otra victima mas de las perfectas fallas de este mundo, que has decidido, por cuenta propia, abandonar.

Nota: He escrito este articulo al dia después de la muerte de Robin Williams como un desahogo muy personal por el inexplicable sentimiento que me causo este hecho. Lo he publicado recién hoy, por que quería complementarlo con la foto que había traspapelado y que he puesto mas arriba, hecha en el museo de cera Madame Tassauds en Nueva York, en el año 2010, quizás lo mas cerca que jamás estuve de el.

22 de mayo de 2014

24 de marzo de 2014

Tengo razones de más_

La razón es una utopía de la que poca gente puede alardear. Tenerla es tan peligroso como no tenerla y vivir buscando una puede hacer que te mueras. Yo por mi parte tengo mil y una más para escribir. Las más burda puede ser por que me gusta y creo que se, aunque no sepa. 

Una mujer o la luna, una copa de vino o hasta tus labios, pueden hacerse razones más que suficientes  para hacer correr la tinta como si de la sangre de un corazón roto se tratase. 

Soy feliz por el tiempo vivido y el que queda por vivir, que mucho o poco me pertenece y hago con el lo que pueda, ojalá algún día lo que quiera. El de los rizos y sus preguntas me vitalizan y me hacen amar y su silueta aún me atrae. Soy un amador, tengo razones para serlo. 

Aunque tener razón no es lo mismo que tener una razón. Por eso escribo, por lo maravilloso de mi idioma y de las hermosas formas en las que con el podemos equivocarnos clavando como daga una idea. 

Tu energía flota en mi espacio y a veces la respiro. Quizás sea mi aliento esa brisa que acaricia tu melena cuando de ti me alejo, como ahora. 

Cambio y fuera.