Escondido tras una estruendosa carcajada, hace otra payasada. Todos se ríen, quizás por lastima, pero se ríen, es lo importante. Y otra, y otra y otra mas. Ya no hay risas. Queda solo, y llora. En su abominable mundo, se arrepiente.
Vueltas en la cama como ideas en su cabeza, piensa y ya no le salen las palabras. Intenta reír, y falla. Se incorpora, toma lápiz y papel, intenta escribir, dibujar, hacer algo... y nada. Mira a todos lados, en su oscuro ambiente... solo ve unos números lumínicos, 2:28 AM.
Un elevado salario de paradojas: una triste felicidad lo aborda, hace lo que le gusta. Vive lo que quiere, todos lo quieren. Pero no como quiere, como deben.
Aparenta olvidarse, se maquilla, se pone sus enormes zapatos, su gran corbata, su chaleco a cuadros... Y SIGUE.